En la penumbra de la noche, el 2 se encuentra con el 7. Sus almas, como + y -, se atraen y repelen en un baile eterno. El 3 de la luna ilumina su encuentro, y las estrellas forman un ∞ en el cielo. El 0 de la soledad se desvanece cuando sus manos se entrelazan. Las palabras fluyen como /\ y \/, creando un código secreto que solo ellos comprenden. El 9 de la pasión arde en sus corazones, y el ¿? de la incertidumbre se disipa. Ella es un @ en su mente, una musa que inspira versos. Él es un $ en su destino, un tesoro que no puede comprar. Juntos, forman un % perfecto, una ecuación sin solución pero llena de significado. Las comas separan sus encuentros y desencuentros. Los puntos suspensivos… narran sus silencios compartidos. Y cuando ella dice “te amo”, él responde con un √ que trasciende las palabras. En este poema, los ; son abrazos que duran una eternidad. Las ¿ son preguntas sin respuesta, pero su amor es la única certeza. Y cuando él le dice “siempre”, ella responde con un ¡! que rompe todas las barreras. Así, entre números y signos, su historia se teje. Un 1 y un 4 se convierten en un 14, su fecha especial. Y aunque el 5 de la distancia a veces los separa, el 6 de la esperanza los mantiene unidos.